LA ACEPTACIÓN
Cuando queda atrás el esplendor radiante de la vida y surgen entre las horizontales ramas, los ocres del sol y los prematuros anocheceres.
Cuando el impulso fogoso se reduce y aunque subyazca el entusiasmo, los inevitables achaques que empezaron en sus momentos precisos, tornan al sosiego natural de la vida.
Cuando los sentidos piden reiteradamente audiencia, las carencias, moderan los impulsos y florece el encantador acontecimiento: las risas se tornan en la amable y cautivadora sonrisa de la madurez.
Por aquellos días, de ensoñaciones, se puede uno preguntar si merecieron la pena los haceres y proyectos, unos realizados y otros que quedaron en el camino. Pero no se puede permitir que la imaginación enferme la memoria. El hoy es hoy.
¡Qué importa el reclamo y atención a las dolencias y la gravidez de la vida! Es el momento de dar gracias por tantas cosas sabidas o ignoradas, dar paso a los sentimientos que nos empujan a querer a todos, nombre por nombre, o al menos a comprender y perdonar lo que parecía irreparable.
Es cuando salen los frutos que, poco a poco, se han ido forjando con la alegría y el amor, en esa paz interior que transgrede las fronteras hacia los demás y han ido dejando huella de nuestro existir.
Dejar huella, pero cuando hay mucho que recordar no conviene que la nostalgia encapsule el pasado –es tiempo ido–.
Si se puede analizar como en un paseo íntimo y solitario la realidad de la vida, aceptando el bien realizado y compartido con los demás, también se puede desear ser perdonado por lo que se pudo hacer mejor .Ésta será parte de la verdadera alegría y felicidad.
Yo invito a tornar la mirada a: “La casa de Pedro”.
Es toda una historia de amor, el hijo más deseado, más precozmente entregado y no disfrutado y, sin embargo, es el icono de la unión y de la esperanza. Fue un rincón pensado y buscado para él... Siempre forma parte de un íntimo calado amoroso y que evito recordar.
No echaré cuentas de lo hecho, para bien o para mal a lo largo de mi carrera pues la: Perspectiva del Juicio, nos ayuda a ordenar la vida presente, atiende nuestra conciencia y nos llena de Esperanza en la Justicia de Dios. ( Encíclica Spe Salvi, n.41. Benedicto XVI ).
Mientras, esperaré mi momento, “Amando al mundo Apasionadamente” ( Homilía “Amar al mundo apasionadamente”, San Josemaría Escrivá de Balaguer ).
Para todos mis hijos y nietos a los que de forma especial manifiesto mi amor y deseo que me recordéis.
Vuestra madre y abuela.
Sara Román Marlasca
Madrid, Febrero 2008
PD: Si quieres saber algo más de este chalé escribe a sararomande arroba perez-tome.net